viernes, 24 de abril de 2009

Con espinas sin rosas


El forro de tu abrigo es rojo. Lo se porque hoy lo llevabas dado la vuelta, colgado del brazo. Una rosa camaleónica yacía del mismo lado. En la otra mano, terminabas con tu pitillo manchado de carmín, rojo. En ese momento quise parar el tiempo más de los 7 segundos necesarios para compaginarnos. El semáforo en rojo lo hizo por mí. Quise decirlo, pero noté que mi corazón bombeaba en demasía. Sangre oxigenada, "hemoglobinada" en rojo.
Me cogiste de la mano e hiciste que se pusiera al rojo vivo. Fuego rojo en mis mejillas tramposas que delataban. El rojo se vuelve tentación descubriendo del infierno al diablo rojo camuflado en rojo fuego.
Comimos fresa rojas, bebimos vino tinto. Vino, fresas, carmín, sangre y mejillas... todo rojo.
El rojo es peligro, el rojo es prohibido... y no temiste relucir tu conjunto rojo. Rojo pasión, rojo erotismo...

... eres tu mi rosa roja. Eres a la vez las espinas de la misma rosa. Encantas como su olor y llegas a herir como sus pinchos. Me gustas libre, como la más bella rosa salvaje... roja.

Este es mi regalo de Sant Jordi para ti. Ya has visto que hay rosas y, a falta de libro, un post... en rojo.

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