miércoles, 30 de septiembre de 2009

Un día... es un día


Cuando me levantaba esta mañana de la cama, no hubiese imaginado ni por asomo el día que me esperaba:

Por lo pronto, no me llevo el bizcocho que preparé ayer (prometo solemnemente hacer otro para "el 2902"). Con las legañas todavía puestas he salido disparado al garaje y de este mismo garaje me he llevado una cachito de columna para el camino. En un arrebato de no joder el día tan pronto, me he puesto a los Babasónicos a toda pastilla.
No es que me haya pasado la salida de la autovía... ¡es que me he saltado dos! (con susto incluido) ¿La búsqueda de aparcamiento? toda una odisea.
En el curro me doy cuenta de que la cagué haciendo una cosa el día anterior. Encima, luego vienen los auditores. Por cierto, me ha encantado reencontrarme con un antiguo compañero/jefe de curro. Sí, sí... el auditor.
Dos compañeras que se van, y no me gusta que se vaya de mi lado la gente que me cae bien.

La vuelta a casa... una hora de retención por culpa de un camión volcado en 'la curva'. Y yo que sigo intentando no perder la sonrisa cantando a grito pelao el último disco de Daughtry.
Al teléfono con 'la churri', mi madre y un colega cumpleañero. Se unen a las conversaciones Sandra y Alberto (de telefónica, que no tengo ni identificador de llamada ni internet).
Mensajes al móvil con complicidad incluida van despidiendo mi día.

La verdad es que no sabría decir si el día ha ido bien o mal. La cuestión es que me voy contento a la cama (solo, pero contento).
Ah! también me guardo el papel arrancado del cuaderno para copiar lo que ahora escribo como post del día. O sea... ésto.

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