martes, 2 de junio de 2009

La mirada del mimo


Caminaba por las Ramblas cuando me encontré con un mimo. Se me acercó y pude ver en sus ojos que me decía: "sígueme". Me despojé de la bandolera y me dispuse a imitar sus gestos. Jugamos a tirar de la cuerda (ficticia) cada uno de un lado, hicimos el número del que toca el cristal (también ficticio) y me animó a que jugara a 'Los Sentimientos' con los viandantes. Quedándome completamente petrificado tenía que manifestar mi sentir.
Empecé por la alegría: me plantaba delante de los paseantes y éstos me esquivaban. Notaba sus caras de tristeza, alegría, preocupación, complicidad, aburrimiento o ausencia... pero ninguno se paraba a jugar. Entristecía por momentos.

Miré al mimo sentado en su caja de madera y pude ver que de nuevo decía con sus ojos: "¿Entiendes ahora por que me decanté por el silencio?. Se muestra mucho más con la mirada que con la palabra".
No obtuve vocablo alguno para agradecerle tal enseñanza, pero al devolverme una sonrisa, descubrí que mis ojos ya habían pagado al mimo.

(Foto obtenida de 'Picada Ilustrada')

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