lunes, 23 de febrero de 2009

Calçotada


Allá donde Montserrat pierde su santo nombre, la espalda de la montaña dejaba paso a su falda pero ni aún con viento, permitía insinuar nada.
Ese mismo viento que te trajo a mi desde la distancia. Es tu olor que te traslada, es tu olor que te recuerda, es tu perfume que perfila tu nuca y tu escote. Tu olor es tu firma: "****** estuvo aquí"
Aún lejos del mar, aparecían besugos en mis palabras. Nunca supe tan poco de dialéctica que estando contigo. Y los alcohólicos jugos daban rienda a los roces, las bromas,... incluso acaecieron miradas impenitentes.
Ni un púber se hubiese sonrojado. Un juego demasiado pueril. Solo hubiera faltado un sollozo... aunque lo habría achacado al calçot que, afer all, es cebolla.

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