sábado, 22 de noviembre de 2008

En Mandrágora



El diso quiso ser parisino,
el mar, bravo de la costa,
desde sus calles deseó dejarse ver, oler,
oler el mar, también desde donde no se ve.

Llévame en un coche azul a Roma,
y preguntaré por la verdad,
¿dónde ésta se encuentra?
¿en el velo, o en el desnudo?
¿en su boca, esculpida en roca?
¿en la protectora maternidad de las mujeres?

¡Llévame con un coche azul por ahí!
A conocer mundo.
¡Llévame ahora a Venecia!
En un suspiro,
mientras duerme mi niño,
mientras mi niño crece.

Yo me desnudo tres veces después de cada baño,
me miro en el espejo mientras danzo la vida,
y desde su conocido puente respiro y digo
¡suspirar es desear!
Y el ojo que todo lo ve,
que todo lo escudriña
es mi íntimo amigo y confidente.


Para Carmen, en Mandrágora a 8 de noviembre de 2008
R.C.A.
(si el autor llegara por azar a esta página y quisiera poner el nombre completo... que lo diga)

No hay comentarios: