Nunca he querido vivir más rapido de lo que lo estoy haciendo. No me arrepiento de lo pasado ni ansío el futuro más allá de mañana.
Pero el otro día tuve la sensación de querer tener la vida de dentro de unos años. Me apetecía tener unos cuantos años más, saber que vuelvo del trabajo en el que soy un buen profesional y me dirijo a casa donde alguien que me quiere ya me está esperando. Tener los fines de semana ocupados porque nos vamos de excursión con otras parejas, o simplemente a cenar y "una copita nada más" porque mañana nos toca limpieza del trastero.
Ahora, a los veintitantos (venga, vale... veintitodos) nos surgen los problemas propios de nuestra situación (edad, profesión, amistades, etc) y si nos pasa algo "gordo" pensamos que no podemos tener una racha peor de la que estamos teniendo.
Y entonces hablamos con un quinceañero o un cuarentón y de veras nos hacen reflexionar sobre las complicaciones de nuestras ocurrencias.
Al quinceañero le diríamos que tampoco es para tanto, que son tonterías, que no son problemas de verdad. Pero, ¿no nos parecía a nosotros un mundo cualquier problema de entonces?
Al treintañero aún no le entendemos... pero le cambiaríamos en cualquier momento su tontería por nuestros problemas "de verdad"... y es cuando querríamos avanzar un poco en el tiempo para meternos en su piel.
Tras escribir esta soberana tontería, me doy cuenta de que lo único que tenemos seguro es el presente. Asi que , vívelo porque solo tenemos uno. Dentro de un minuto, ese momento ya será pasado, y sea como fuere, ya queda atrás. Labra tu futuro en todos los aspectos, pero hazlo en este preciso momento.
Bebe y deja beber, digoooo, vive y deja vivir. Sonríe para que cuando te piensen en presente o recuerden en futuro, sepan que has sido uno de los afortunados que han sabido estar sin vegetar.
Y tu mismo, cuando tengas uno de estos momentos de meditación, enorgullécete y mira hacia adelante, cuando harás acopio de lo que hoy mejor tienes: tu vida, tu savia, tu existencia.
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