
Cuenta la leyenda que la luna vivía sumergida en el mar.
Y llegó entonces el Dios creador de todo lo tangible y lo intangible y decidió que la luna debía alumbrar su bien más preciado por la noche.
El mar, que no quería perder a su luna, robó su reflejo para así tener parte de ella consigo.
El mismo Dios creador, como castigo al mar por su robo, obligó a la luna a desaparecer por cada vez que se entregaba al mar en forma de luna llena.
Y es así que, cada vez que la luna se ve completa, es obligada a ir desapareciendo para escarmentar al fin al mar durante una noche entera sin su reflejo.
Son esas dos noches cuando el mar se vuelve vivo y hace crecer sus olas.
Marea Viva de Oposición y Marea Viva de Conjunción.
Apogeo y perigeo
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